martes, 26 de febrero de 2008

Instrucciones para dar cuerda al reloj



Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan algo que es tuyo pero que no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa, como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca.

Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa.

Te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj: tú eres el regalado.

Texto íntegro (Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj):

http://www.lainsignia.org/2001/enero/cul_030.htm

viernes, 22 de febrero de 2008

Catástrofe

En aeronáutica se conoce como "cadena de errores" a la secuencia encadenada de acontecimientos que culminan en el desastre.

De todos los accidentes considerados a lo largo de la aviación, el que menos eslabones de error tenía en su cadena eran 4. Y el término medio de la cadena es de 7 eslabones. Errores que incluían asuntos tan graves como:

  • Nadie vuela el avión (verídico).
  • Ausencia de comunicación.
  • Sensación de que falta algo o confusión.
  • Ambigüedad, etc...

Por lo tanto, la presencia de uno, digamos dos eslabones, no significa que el "accidente" vaya a ocurrir. Indica, eso sí, que el riesgo está aumentando, y que se hace necesaria una acción correctora por parte de la "tripulación".

Bien.

Ahora sustituye la terminología aeronaútica por las del día a día en las relaciones cotidianas. Interesante, ¿no?

miércoles, 20 de febrero de 2008

Alberto


"Dios no juega a los dados".
Albert Einstein, en respuesta al postulado de Heisenberg sobre el principio de incertidumbre.

Al poco de formular su teoría de la relatividad general, el gobierno de los Estados Unidos proporcionó al eminente físico una limusina con chófer para que viajase por el país dando conferencias sobre sus investigaciones. Cuenta la parte apócrifa, que el conductor tenía la costumbre de atender a dichas charlas, hasta el punto en el que, en uno de sus viajes, le comentó al científico:

- Pues esto que cuenta usted, la verdad, no lo veo tan difícil.
- ¿Ah, no?, preguntó Einstein, divertido y sorprendido a la vez.
- Lo cierto es que no, creo que es bastante evidente.
- ¿Se ve usted con la capacidad de explicarlo, entonces?
- Diría que sí, replicó el chófer.
- Entonces no se hable más, en la siguiente conferencia no me conocen, así que trocaré mi bata por su uniforme y será usted quién haga la exposición.

Dicho y hecho: el chófer accedió y ataviado con la bata blanca de científico, dió la charla con gran habilidad, mientras Einstein se sentaba en las últimas filas disfrazado de conductor de limusinas.
Pero como en toda historia no puede faltar un elemento disonante, cuentan que al final de la exposición, uno de los asistentes levantó la mano y formuló una pregunta técnica, fuera del alcance del conocimiento divulgativo del ponente.
El falso Einstein se pasó la mano por la barbilla unos instantes, reflexionando, para finalmente contestar:

- Mire, lo que me pregunta es algo tan evidente que voy a dejar que se lo conteste mi chófer.

martes, 19 de febrero de 2008

Sexo



Yo tampoco tengo ni idea, pero ése no es el problema; no sirve de nada buscar las causas del fenómeno, suponiendo que tal expresión tenga algún sentido. Desde luego, algo pasa para que los occidentales ya no consigan acostarse juntos; quizás tenga algo que ver con el narcisismo, con el individualismo, con el culto al rendimiento, poco importa. El caso es que a partir de los veinticinco o treinta años a la gente no le resultan nada fáciles los encuentros sexuales nuevos; y sin embargo siguen necesitándolos, es una necesidad que se desvanece muy despacio. Así que se pasan treinta años de su vida, casi toda su edad adulta, en un estado de carencia permanente.

—Así que —continué— por una parte tienes varios cientos de millones de occidentales que tienen todo lo que quieren, pero que ya no consiguen encontrar la satisfacción sexual: buscan y buscan pero no encuentran nada, y son desgraciados hasta los tuétanos. Por otro lado tienes varios miles de millones de individuos que no tienen nada, que se mueren de hambre, que mueren jóvenes, que viven en condiciones insalubres y que sólo pueden vender sus cuerpos y su sexualidad intacta. Es muy sencillo, de lo más sencillo: es una situación de intercambio ideal. El dinero que se puede hacer con eso es inimaginable: más que con la informática, que con la biotecnología, con la industria de la comunicación; no hay sector económico que se le pueda comparar.



—Eso es lo maravilloso de ti: te gusta dar placer. Lo que los occidentales ya no saben hacer es precisamente eso: ofrecer su cuerpo como objeto agradable, dar placer de manera gratuita. Han perdido por completo el sentido de la entrega. Por mucho que se esfuercen, no consiguen que el sexo sea algo natural. No sólo se avergüenzan de su propio cuerpo, que no está a la altura de las exigencias del porno, sino que, por los mismos motivos, no sienten la menor atracción hacia el cuerpo de los demás. Es imposible hacer el amor sin un cierto abandono, sin la aceptación, al menos temporal, de un cierto estado de dependencia y de debilidad. La exaltación sentimental y la obsesión sexual tienen el mismo origen, las dos proceden del olvido parcial de uno mismo; no es un terreno en el que podamos realizarnos sin perdernos. Nos hemos vuelto fríos, racionales, extremadamente conscientes de nuestra existencia individual y de nuestros derechos; ante todo, queremos evitar la alienación y la dependencia; para colmo estamos obsesionados con la salud y con la higiene: ésas no son las condiciones ideales para hacer el amor. En Occidente hemos llegado a un punto en que la profesionalización de la sexualidad se ha vuelto inevitable. Desde luego, también está el sadomaso. Un universo puramente cerebral, con reglas precisas y acuerdos establecidos de antemano.




A los masoquistas sólo les interesan sus propias sensaciones, quieren saber hasta dónde pueden llegar por el camino del dolor, un poco como los aficionados a los deportes extremos. Los sádicos son harina de otro costal, siempre van lo más lejos que pueden, quieren destruir: si pudieran mutilar o matar, lo harían.



—No me apetece volver a pensar en eso —dijo ella, estremeciéndose—. Me repugna de verdad.



—Porque sigues siendo sexual, animal. De hecho eres normal, no pareces de Occidente. El sadomaso organizado, con sus reglas, sólo le interesa a la gente culta, cerebral, que ha perdido cualquier atracción por el sexo. Para todos los demás sólo queda una solución: los productos porno, con profesionales; y si uno quiere sexo de verdad, los países del Tercer Mundo.

—Bueno... —Valérie sonrió—. ¿Puedo seguir chupándotela?







Plataforma, Michel Houllebecq

lunes, 18 de febrero de 2008

Kipling y Sacristán



Si puedes mantener la cabeza sobre los hombros,
Cuando otros la pierden y te cargan su culpa.

Si confías en ti mismo cuando todos de ti dudan
Pero aun así tomas en cuenta sus dudas.

Si puedes soñar y no hacer de tus sueños tu guía,
Si puedes pensar sin hacer de tus pensamientos tu meta.

Si triunfo y derrota se cruzan en tu camino,
Y tratas de igual manera a ambos impostores.

Si puedes hacer un montón con todas tus victorias,
Si puedes arrojarlas al capricho del azar, y perder
Y remontarte de nuevo a tus comienzos
Sin que salga de tus labios una sola queja.

Si logras que tus nervios y el corazón sean tu fiel compañero,
Y resistir aunque tus fuerzas se vean menguadas,
Con la única ayuda de la voluntad que dice: adelante.

Si ante la multitud das a la virtud abrigo,
Si aun marchando con reyes guardas tu sencillez,
Si no pueden herirte ni amigos ni enemigos,
Si todos te reclaman y ninguno te precisa.

Si puedes rellenar un implacable minuto con sesenta segundos de combate bravío,
Tuya es la tierra y sus codiciados frutos,
Y lo que es más: serás un hombre, hijo mío.

If, Rudyard Kipling.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Aviso a navegantes



Empezad por el principio -dijo el Rey con gravedad- y seguid hasta llegar al final; allí, parad.

Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas.

Pues esto es: el principio.

Me abstendré de dilatadas y sosas presentaciones, o de hacer de esta primera entrada una "carta de motivación". No es mi intención otra que la de entretener. Y para ello, dejo aquí algo de conocimiento inútil que sin embargo tan bien viste en las sobremesas de las comidas copiosas.

#1. La palabra FUCK no proviene, tal y como se ha popularizado por la red, de la concesión por parte de algún rey sajón al populacho para poder engendrar, o "Fornication Under the Consent of the King", sino que es un derivación del danés fokken, que literalmente quiere decir "ensartar". Sin embargo, hay que reconocer que la versión apócrifa es más divertida.

#2. La palabra OK tiene su origen en la segunda guerra mundial, y es el acrónimo de "0 (cero) kills", o en castizo, ningún muerto, lo cual se indicaba con bien conocido gesto de la mano.

#3. La palabra MAFIA vendría, según fuentes apócrifas también, del movimiento de resistencia siciliana a la invasión francesa: Morte Alla França Italia Anella.

#4. El dibujo del As de Picas en la baraja francesa es distinto y más grande que el resto de ases. Bajo el reinado de Jaime I de Inglaterra, se obligaba a pagar un impuesto a los diseñadores de barajas, y estos grababan su nombre en la carta del as de picas como prueba de pago. La 101 aerotransportada tomó el diseño de la carta como insignia, y años más tarde, en la guerra de Vietnam, adquiriendo definitivamente una connotación tétrica - y probablemente inmerecida -.